1
Al contemplar la͜ excelsa cruz
Do Cristo͜ allí por mí murió,
De todo cuanto͜ estimo͜ aquí,
Lo más precioso͜ es Su amor.
Do Cristo͜ allí por mí murió,
De todo cuanto͜ estimo͜ aquí,
Lo más precioso͜ es Su amor.
2
¿En qué me puedo yo gloriar?
Si no͜ en Su sacrosanta cruz.
Las cosas que me͜ encantan más,
Hoy sacrifico por Jesús.
Si no͜ en Su sacrosanta cruz.
Las cosas que me͜ encantan más,
Hoy sacrifico por Jesús.
3
De Su cabeza, manos, pies,
Preciosa sangre͜ allí corrió;
Corona vil de͜ espinas fue
La que por mí Jesús llevó.
Preciosa sangre͜ allí corrió;
Corona vil de͜ espinas fue
La que por mí Jesús llevó.
4
Cuando Su sangre carmesí
Cubrió el cuerpo del Señor,
Murió el mundo para mí,
Y para͜ el mundo muerto͜ estoy.
Cubrió el cuerpo del Señor,
Murió el mundo para mí,
Y para͜ el mundo muerto͜ estoy.
5
El mundo͜ entero no será
Dádiva digna de͜ ofrecer.
Amor tan grande͜ y sin igual
Exige͜ en cambio todo͜ el ser.
Dádiva digna de͜ ofrecer.
Amor tan grande͜ y sin igual
Exige͜ en cambio todo͜ el ser.
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LOS ASUNTOS ESPIRITUALES NOS REQUIEREN
ENTRAR PRIMERO POR LA PUERTA
Y LUEGO ANDAR EN EL CAMINO
En los asuntos espirituales no se anda en el camino y luego se entra por la puerta; en vez de ello, entramos por la puerta y luego andamos en el camino. Mateo 7:13-14 habla de este principio: entramos por la puerta estrecha, y luego andamos en el camino angosto. En nuestra vida cristiana el Espíritu Santo finalmente nos conducirá por la puerta de la cruz, y luego nos llevará a tomar el camino de la cruz. Esto significa que el Espíritu Santo nos llevará a un punto en donde vemos que fuimos crucificados con Cristo en la cruz. Después de ello, conoceremos la cruz y la muerte de cruz, y el Espíritu Santo introducirá todo nuestro ser en el camino de la cruz. Entraremos por la puerta y andaremos en el camino de la muerte. Es en esta coyuntura que realmente empezamos a tomar el camino de la cruz y llevar una vida de la cruz. En otras palabras, entraremos en la muerte, y el efecto de la muerte se manifestará en nosotros cada día. La muerte de Cristo se centrará en nosotros y nos juzgará, poniéndonos en la muerte, aniquilando nuestros pensamientos, opiniones, preferencias, decisiones y emociones; dará fin a todos nuestros gustos y aversiones. Esta muerte, que es efectuada en el Espíritu Santo y por Él, es como una filosa cuchilla de afeitar, como un cuchillo filoso, que de continuo hace una obra aniquiladora en nosotros. Ésta es la cruz.
Conocer la vida y la iglesia
Capítulo 6 (LSM)