1
Brotó de El gracia͜ y verdad
Bebemos en la fuente;
A este Cristo͜ hay que͜ alabar
En la͜ iglesia, Su͜ hogar.
Bebemos en la fuente;
A este Cristo͜ hay que͜ alabar
En la͜ iglesia, Su͜ hogar.
¡Gloria͜ a Dios! ¡Bebemos en la fuente!
¡Gloria͜ a Dios! ¡La͜ iglesia es nuestro͜ hogar!.
¡Gloria͜ a Dios! ¡La͜ iglesia es nuestro͜ hogar!.
2
Su gracia se͜ halla͜ al invocar,
Bebemos en la fuente;
Mejor que͜ el cielo,͜ a El buscad,
Lo͜ encuentras en Su͜ hogar.
Bebemos en la fuente;
Mejor que͜ el cielo,͜ a El buscad,
Lo͜ encuentras en Su͜ hogar.
3
Aunque luchando͜ el diablo͜ está,
Bebemos en la fuente;
El no podrá jamás triunfar
En contra de͜ este hogar.
Bebemos en la fuente;
El no podrá jamás triunfar
En contra de͜ este hogar.
4
La sed nos trae al manantial,
Bebemos en la fuente;
Tal pozo no se͜ agotará,
Aquí en nuestro͜ hogar.
Bebemos en la fuente;
Tal pozo no se͜ agotará,
Aquí en nuestro͜ hogar.
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EL SEÑOR HACE DE LA IGLESIA
SU COMPLEMENTO SANTO Y GLORIOSO
Y SIN DEFECTO
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El Señor puede producir tal iglesia porque Él ama a la iglesia y se entregó a Sí mismo por ella (v. 25). El Señor Jesús murió en la cruz no sólo para derramar Su sangre a fin de redimirnos, sino también para liberar la vida divina. Cuando Él murió, de Su costado traspasado salió sangre y agua (Jn. 19:34). La sangre nos redimió del pecado, y el agua representa la vida de Dios. El agua que salió de Su costado traspasado es semejante al agua que salió de la roca herida en el Antiguo Testamento (Éx. 17:6). Además, en Juan 4:13-14 el Señor Jesús dijo: “Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; mas el que beba del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que Yo le daré será en él una fuente de agua que brote para vida eterna”, y en 7:38 Él dijo: “El que cree en Mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”. Apocalipsis 22:1 habla de “un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero, en medio de la calle”. El agua en estos versículos es el agua de vida, la cual se refiere al fluir de la vida de Dios. El Señor Jesús murió en la cruz a fin de liberar esta vida.
El Gran misterio: Cristo y la iglesia,
Capitulo 7 (LSM)
Introdujo la humanidad
en la divinidad y fue glorificado
mediante Su muerte y Su resurrección
para llegar a ser el Espíritu
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Un día, en el último día de la fiesta judía de los Tabernáculos, que era el gran día de la fiesta, Aquel que era Dios mezclado con el hombre se puso en pie y alzó la voz, diciendo: “Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba” (Jn. 7:37). Quizás no nos maravillemos al oír estas palabras, pero después de reflexionar en ellas cuidadosamente, quizás nos preguntemos qué significan. Confucio no podría decir ni tampoco se atrevió a decir: “Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba”; sin embargo, el Señor Jesús llamó a las personas para que vinieran a Él y bebieran. Si alguien que estaba sediento hubiera venido a Él, ¿qué clase de bebida le habría dado? ¿Cómo habría calmado su sed? Así que, el Señor Jesús explicó esto, diciendo: “El que cree en Mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” (v. 38). Esto indica que venir a Él y beber equivale a creer en Él. Una vez que creemos en Él, no sólo nuestra sed es calmada, sino que incluso de nuestro interior corren ríos de agua viva. El Señor Jesús es muy atractivo para nosotros porque Él puede calmar nuestra sed. Él nos da el agua viva cuando venimos a Él. Una vez que bebemos de esta agua, nos sentimos contentos y extasiados de gozo. Aún más, el agua viva fluye de nuestro interior. Esto es verdaderamente un misterio.
Los cuatro elementos cruciales de la Biblia:
Cristo, el Espíritu, la vida y la iglesia,
Capitulo 4 (LSM)