1
Un nombre hay el cual amo͜ oír,
Y canto de su valor;
Lo más precioso͜ en la tierra es,
El nombre de mi Señor.
Y canto de su valor;
Lo más precioso͜ en la tierra es,
El nombre de mi Señor.
¡Oh, cuanto͜ amo͜ a Cristo!
¡Oh, cuanto͜ amo͜ a Cristo!
¡Oh, cuanto͜ amo͜ a Cristo!
Pues antes El me͜ amó.
¡Oh, cuanto͜ amo͜ a Cristo!
¡Oh, cuanto͜ amo͜ a Cristo!
Pues antes El me͜ amó.
2
Me habla del que murió por mi
Y de Su grande amor;
También de Su sangre carmesí
Que limpia al pecador.
Y de Su grande amor;
También de Su sangre carmesí
Que limpia al pecador.
3
Me habla de lo que͜ el Padre dá
A diario como porción;
Pues aunque͜ en valle de͜ oscuridad
Yo ando͜ en la luz del sol.
A diario como porción;
Pues aunque͜ en valle de͜ oscuridad
Yo ando͜ en la luz del sol.
4
Me habla del corazón de͜ Aquel
Que puede ver mi dolor;
EL cual mi pena cargando͜ está,
Y la cambia en canción.
Que puede ver mi dolor;
EL cual mi pena cargando͜ está,
Y la cambia en canción.
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LA NECESIDAD DE QUE SEAMOS
LOS QUE AMEN LOCAMENTE A JESÚS
… Olvidarse de la corrección, el mejoramiento y las actividades externas. Siempre ponga plena atención a la parte interior de su ser donde está Jesús. No trate de servir al Señor, obrar para El O hacer algo para El. Tiene que acudir a Él a fin de que le muestre toda Su belleza y dulzura. Esto lo atraerá a usted para que le ame. Debemos decir: “Señor Jesús, eres tan dulce para mí. Eres tan amoroso y tan amable para mí. Cada vez que te invoco, tengo una dulce sensación en lo profundo de mi ser”. Debemos sentir un amor hacia Jesús que es dulce a nuestro sentir interior. Debemos decirle al Señor todo el tiempo: “Oh Señor Jesús, te amo”.
Muchos queridos cristianos han sido distraídos al tratar de hacer algo para el Señor. Esto se debe a que Satanás en su sutileza quiere que quitemos nuestra atención del mismo centro de nuestro ser. No ponga atención a las actividades externas, sino que siempre regrese al espíritu. Desde el interior de su espíritu debe decirle al Señor mil veces al día: “Señor Jesús, te amo”. El nombre de Jesús es el nombre más dulce de la tierra. Al decirle al Señor que usted lo ama, espontáneamente le dará a Jesús más espacio, más lugar dentro de usted.
Decir: “Oh Señor Jesús, te amo”, no es simplemente un dicho. Esto es la respiración espiritual invocando Su nombre. Cuando usted dice: “Señor Jesús, te amo”, tiene una sensación dulce dentro de usted. Cuando dice esto, le proporciona más espacio dentro de su ser. Él se extenderá en su ser y lo saturará con todo lo que Él es, con todas Sus riquezas. Si usted hace esto día y noche, será completamente saturado con Jesús. Esto es lo que significa tener a Jesús revelado en usted (Gá. 1:16a), viviendo en usted (2:20a), formado en usted (4:19), y haciendo Su hogar en todo el ser de usted (Ef. 3:17a).
La manera viva y práctica
de disfrutar a Cristo:
Capítulo 3 (LSM)