1
                            ¡Ser como Tú! Oh, Redentor mío,
Es mi͜ oración y firme sentir;
Feliz renuncio͜ a todo tesoro,
Ser como Cristo es mi gemir.
                                                              
                                                                                                Es mi͜ oración y firme sentir;
Feliz renuncio͜ a todo tesoro,
Ser como Cristo es mi gemir.
¡Ser como Tú! ¡Oh, ser como eres!
Puro y fiel, mi buen Redentor;
Ven con dulzura y͜ en Tu͜ abundancia;
Tu͜ imagen graba͜ en mi corazón.
                                                      
                                                                  Puro y fiel, mi buen Redentor;
Ven con dulzura y͜ en Tu͜ abundancia;
Tu͜ imagen graba͜ en mi corazón.
2
                            ¡Ser como Tú! El más compasivo,
Tierno,͜ amoroso, perdonador,
Cuidando͜ al débil, alzando͜ al triste,
Buscando͜ al pobre vil pecador.
                                                              
                                                                                                Tierno,͜ amoroso, perdonador,
Cuidando͜ al débil, alzando͜ al triste,
Buscando͜ al pobre vil pecador.
3
                            ¡Ser como Tú! Muy manso͜ y valiente,
Crueles reproches pueda͜ aguantar;
Pobre͜ en espíritu, padeciendo,
Para que͜ a otros pueda salvar.
                                                              
                                                                                                Crueles reproches pueda͜ aguantar;
Pobre͜ en espíritu, padeciendo,
Para que͜ a otros pueda salvar.
4
                            ¡A Ser como Tú! Por eso yo vengo
A recibir la santa unción;
Lo que yo soy ahora te traigo;
Lo que yo tengo͜ es Tuyo, Señor.
                                                              
                                                                                                A recibir la santa unción;
Lo que yo soy ahora te traigo;
Lo que yo tengo͜ es Tuyo, Señor.
5
                            ¡Ser como Tú! Y mientras te͜ imploro,
Manda Tu͜ Espíritu con amor.
Hazme un templo, digna morada,
Para que gane Tu͜ aprobación.
                                                              
                                                                                                Manda Tu͜ Espíritu con amor.
Hazme un templo, digna morada,
Para que gane Tu͜ aprobación.
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EXPERIMENTAR EL HECHO
DE QUE CRISTO MORA EN NOSOTROS
Ahora veamos cómo podemos experimentar el hecho de que Cristo mora en nosotros. El Señor Jesús era considerado. Él hizo muchas cosas, de las cuales nada fue necio. Él habló muchas palabras, de las cuales ninguna fue insensata. Cada vez que hablaba, Él hablaba justo lo apropiado, no hablaba demasiado ni hablaba muy poco. Sus emociones estaban bien balanceadas. Él ejerció Su ira cuando era merecida pero con restricción, y Su amor también era atemperado. Además, Su voluntad era firme. Todas Sus expresiones eran amor, luz, santidad y justicia. Él era verdadero, honrado, justo, puro, amable y de buen nombre. Además, Él era virtuoso y digno de alabanza. Él era la verdadera bondad y la hermosura genuina; Él era Dios. En cierto sentido, somos como Él. Él tiene pensamientos y nosotros también. Él tiene emociones y nosotros también. Su voluntad es firme y también lo es la nuestra. Jesús ama y nosotros también amamos. Jesús es sincero y recto y nosotros también. Jesús es santo y nosotros también. Jesús es justo y nosotros también. Aunque hay una diferencia en el grado de estos asuntos, somos de la misma especie porque fuimos creados a Su imagen.
El Señor Jesús no sólo es maravilloso, sino también misterioso. Cuando usted abre su corazón y le recibe como su Salvador, Él entra en usted y mora en usted a fin de ser su vida y su todo. ¿Cómo entra Él en usted? La Biblia dice que Él murió por nosotros, fue sepultado y resucitó. Ahora Él ha llegado a ser el Espíritu vivificante. Hoy en día Él es el Espíritu omnipresente; Él está en todos lados. Él entrará en todo aquel que crea en Él e invoque Su nombre para ser la vida y el contenido de esa persona. Esto es lo más maravilloso del mundo. El Señor entra en nosotros para morar en nosotros, y esto es a lo que nos referimos con el hecho de que Él “mora en nosotros”. El Cristo que mora en nosotros es la corporificación de Dios y es el Espíritu vivificante y omnipresente. Él tiene una mente, parte emotiva y voluntad; Él también es amor, luz, santidad y justicia. En el principio fuimos creados a Su imagen, así que también tenemos una mente, parte emotiva y voluntad, así como amor, luz, santidad y justicia. No obstante, sólo éramos una cáscara vacía carente del contenido y la realidad. Éramos exactamente como el guante vacío que fue hecho con la forma de una mano. Un día Dios llegó a ser carne en el Señor Jesús. Él vivió la vida humana, murió, resucitó y llegó a ser el Espíritu vivificante. El Espíritu vivificante es el Señor Jesús con Su mente, parte emotiva y voluntad, y el Dios que es amor, luz, santidad y justicia. El Espíritu entra en nosotros como la mano que entra al guante para llegar a ser su contenido y realidad. Por ende, ya no somos aquellos que estamos vacíos y sin contenido. Nuestras virtudes humanas creadas ya no son meramente una cáscara, porque Cristo está en nosotros como la realidad.
EXPERIMENTAR LA UNIDAD CON EL SEÑOR
En 2 Timoteo 4:22 se nos dice: “El Señor esté con tu espíritu”. Este Señor es el Espíritu vivificante. Cuando oramos y hacemos una petición delante del Señor, el Espíritu entra a nuestro espíritu y mora en nosotros para siempre. Además, Él espera que nosotros lo amemos. Él toma posesión de nosotros siempre que decimos: “Señor Jesús, te amo”. Cuanto más lo amamos, más somos poseídos por Él. La última estrofa de Himnos, #175 dice: “¡Ser como Tú! Y mientras te imploro, / Manda Tu Espíritu con amor. / Hazme un templo, digna morada, / Para que gane Tu aprobación”. Llevar una vida aprobada por el Señor significa que hacemos la mente del Señor nuestra mente, hacemos la parte emotiva del Señor nuestra parte emotiva y hacemos la voluntad del Señor nuestra voluntad. También hacemos el amor, la luz, la santidad y la justicia del Señor nuestro amor, luz, santidad y justicia. El Señor y nosotros, nosotros y el Señor, somos completamente uno. Somos iguales a Él. Para nosotros, el vivir es Cristo.
La experiencia subjectiva que tenemos
del Cristo que mora en nosotros:
Capítulo 5 (LSM)
Chihuahua Mex., Chuihuahua, Mexico
hoy nuestro señor vive en nosotros tenemos su vida u naturaleza , que está sea nuestra oración ser como El en vida y naturaleza , alabado y bendito nuestro amado Señor Jesucristo !
Lima, Santiago De Surco
Preciosa aplicación y maravillosas alabanzas. Muchas gracias y muchas bendiciones!!!