1
Desde lejos oigo de las luchas y afanes
Que resultan del pecado que reinando͜ está;
Dudas y temores sólo͜ en vano͜ a mí me llaman,
Nada͜ ha de moverme de mi Canaán.
Que resultan del pecado que reinando͜ está;
Dudas y temores sólo͜ en vano͜ a mí me llaman,
Nada͜ ha de moverme de mi Canaán.
Yo vivo͜ en la montaña bajo͜ un cielo sin igual;
Yo bebo de la fuente que no se secará;
Oh sí, disfruto por Su gracia del maná tan celestial,
Aquí͜ en la tierra de mi Canaán.
Yo bebo de la fuente que no se secará;
Oh sí, disfruto por Su gracia del maná tan celestial,
Aquí͜ en la tierra de mi Canaán.
2
Más abajo la tormenta de la duda͜ azota,
Batallando͜ el hombre contra͜ el enemigo͜ está;
Libre͜ en el castillo de mi Dios yo me refugio,
Nada͜ aquí me alcanza͜ en mi Canaán.
Batallando͜ el hombre contra͜ el enemigo͜ está;
Libre͜ en el castillo de mi Dios yo me refugio,
Nada͜ aquí me alcanza͜ en mi Canaán.
3
Aunque vientos tempestuosos soplan, no me͜ alarman,
En Su mano͜ eterna Dios a mí me͜ amparará,
Brilla siempre͜ el sol aquí y nada me͜ hace daño;
Yo estoy seguro en mi Canaan.
En Su mano͜ eterna Dios a mí me͜ amparará,
Brilla siempre͜ el sol aquí y nada me͜ hace daño;
Yo estoy seguro en mi Canaan.
4
Al mirar lo que͜ hace Dios me causa gran asombro,
Y al escuchar Su voz comprendo más Su plan;
Viviendo͜ en mi͜ espíritu la salvación obtengo,
Con gozo me quedo en mi Canaán.
Y al escuchar Su voz comprendo más Su plan;
Viviendo͜ en mi͜ espíritu la salvación obtengo,
Con gozo me quedo en mi Canaán.
Delete Comment
Are you sure you want to delete this comment?
Estar en la vida de iglesia es vivir una vida en el Paraíso. Finalmente, la consumación de la vida de iglesia en la era venidera y en la eternidad será la Nueva Jerusalén. En la Nueva Jerusalén se encuentra el árbol de la vida creciendo en el río de agua de vida para que comamos y bebamos de él. Incluso hoy tenemos el privilegio de comer del árbol de la vida y de beber “de la fuente inagotable” (véase Himnos, #155). En la vida de iglesia, estamos en el Paraíso de Dios disfrutando a Cristo como el árbol de la vida.
Hoy día Cristo como la incorporación de Dios es nuestro árbol de la vida, y este árbol de la vida está creciendo en nosotros. El Señor Jesús contó una parábola acerca de un sembrador que salió a sembrar la semilla (Mr. 4:1-20). Él es tanto el sembrador como la semilla de vida. Él se siembra a Sí mismo como la semilla de vida en nosotros, la tierra. Nosotros somos la tierra que produce a Cristo. El día en que fuimos regenerados, Cristo fue sembrado en nuestro ser. Nuestro mismo ser es la tierra que contiene a Cristo y produce a Cristo. Hemos recibido la vida divina, y esta misma vida divina y productiva está creciendo dentro de nosotros. Tenemos que cultivar a Cristo.
Nuestra necesidad urgente:
Espíritu y Vida
Capítul 3 (LSM)
Puerto Rico
Isaías 62:4 dice que: "Nunca más se dirá de ti: ¡Abandonada! , ni de tu tierra se dirá más: ¡Desolada! , sino que serás llamada: Mi deleite está en ella, y tu tierra: Casada, porque en ti se deleita Jehová, y tu tierra será casada."
New Brunswick, NJ, United States
Tu eres mi tierra de Canan, con gozo me quedo en mi Canan.
Colombia
y no corri,y no temi,aqui volvi,y te enfrente,con la promesa del Señor.en su mano eterna Dios me ampara.