1
Yo tengo͜ un himno de loor,
Ya que me redimió,
Para mi Rey y Redentor,
Ya que me redimió.
Ya que me redimió,
Para mi Rey y Redentor,
Ya que me redimió.
Ya que me redimió,
Ya que me redimió,
Yo Su nombre͜ ensalzaré;
Ya que me redimió,
A mi Salvador ensalzaré.
Ya que me redimió,
Yo Su nombre͜ ensalzaré;
Ya que me redimió,
A mi Salvador ensalzaré.
2
Me satisface Cristo hoy,
Ya que me redimió,
No tengo dudas ni temor,
Ya que me redimió.
Ya que me redimió,
No tengo dudas ni temor,
Ya que me redimió.
3
En mí Su͜ Espíritu está,
Ya que me redimió,
Me place͜ hacer Su voluntad,
Ya que me redimió.
Ya que me redimió,
Me place͜ hacer Su voluntad,
Ya que me redimió.
4
Yo tengo͜ un Dios que es para mí,
Ya que me redimió,
No puedo͜ el gozo describir,
Ya que me redimió.
Ya que me redimió,
No puedo͜ el gozo describir,
Ya que me redimió.
5
Mi Cristo mi justicia es,
Ya que me redimió,
Con El por siempre moraré,
Ya que me redimió.
Ya que me redimió,
Con El por siempre moraré,
Ya que me redimió.
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Por medio del ministerio de las
nescrutables riquezas de Cristo
Esto ilustra que podemos disfrutar de Cristo punto por punto. El pecador que cree en Cristo lo disfrutará como al menos dos cosas: el Redentor y el Espíritu vivificante. En otras palabras, disfrutará de la redención de Cristo y de su vida. Todos podemos dar fe de ello: «¡Aleluya! Cristo es mi Redentor y Cristo es el Espíritu vivificante. He sido redimido por su sangre y regenerado por su vida». Esto es solo el comienzo del disfrute de lo que Cristo es. Podríamos decir que estos dos elementos de Cristo son aperitivos de un gran festín..
Disfrutando de las riquezas de Cristo
para llegar a ser el Cuerpo
como su plenitud
Capítulo 6 (LSM)
CWWL, 1967 , vol. 2