1
En espíritu nacimos
Del divino͜ Espíritu;
Como hijos del Dios Padre
Poseemos Su virtud.
Pero͜ aún necesitamos
Más de Él en nuestro ser;
Oh Señor, Tu vida llene
Nuestro͜ espíritu con Él.
Del divino͜ Espíritu;
Como hijos del Dios Padre
Poseemos Su virtud.
Pero͜ aún necesitamos
Más de Él en nuestro ser;
Oh Señor, Tu vida llene
Nuestro͜ espíritu con Él.
2
El Espíritu de vida
Conocemos hoy, Señor;
Tus riquezas en nosotros
El nos trae a Tu favor.
Mas aún necesitamos
El poder que El nos da,
Para que en Tu servicio
Nos equipe para͜ obrar.
Conocemos hoy, Señor;
Tus riquezas en nosotros
El nos trae a Tu favor.
Mas aún necesitamos
El poder que El nos da,
Para que en Tu servicio
Nos equipe para͜ obrar.
3
Que Tu͜ Espíritu nos llene
Y nos vista de poder;
Con el manto de Tu fuerza
La batalla pele͡aré.
Haz soplar Tu viento recio,
Danos fuego celestial,
Ungenos como testigos
Para͜ hacer Tu voluntad.
Y nos vista de poder;
Con el manto de Tu fuerza
La batalla pele͡aré.
Haz soplar Tu viento recio,
Danos fuego celestial,
Ungenos como testigos
Para͜ hacer Tu voluntad.
4
Con Tu͜ Espíritu potente
Danos dones a la vez;
Con los miembros funcionando
Testimonio llevaré.
Si Tu͜ Espíritu derramas
Dones nos impartirás,
Para͜ edificar Tu Cuerpo,
Y Tu bendición vendrá.
Danos dones a la vez;
Con los miembros funcionando
Testimonio llevaré.
Si Tu͜ Espíritu derramas
Dones nos impartirás,
Para͜ edificar Tu Cuerpo,
Y Tu bendición vendrá.
5
Por Tu gloria͜ y por Tu reino,
¡Oye͜ al Cuerpo͜ en su clamar!
Tu propósito se cumpla,
Nuestra hambre haz calmar.
Que Tu͜ Espíritu͜ apliquemos
Sin poner limitación:
Su llenura, Su derrame,
Y Sus dones, oh Señor.
¡Oye͜ al Cuerpo͜ en su clamar!
Tu propósito se cumpla,
Nuestra hambre haz calmar.
Que Tu͜ Espíritu͜ apliquemos
Sin poner limitación:
Su llenura, Su derrame,
Y Sus dones, oh Señor.
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(5) Del Espíritu a fin de generar al nuevo hombre
Quienes han creído en Cristo han sido regenerados del Espíritu a fin de generar al nuevo hombre. Juan 3:5 dice: “El que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”. Aquí vemos que la regeneración requiere de dos elementos: el agua y el Espíritu. Por un lado, el agua nos da fin; por otro, el Espíritu nos hace germinar, con lo cual el nuevo hombre es generado. De este modo experimentamos un nuevo nacimiento y llegamos a constituir un ser nuevo. Un nacimiento siempre produce un ser. Cuando nace un niño, un nuevo ser es producido. Asimismo, cuando fuimos regenerados del Espíritu, fuimos vivificados para llegar a ser un nuevo ser.
Según la Biblia, ser regenerados es nacer del Espíritu (v. 6). Antes de la regeneración, nuestro espíritu estaba muerto (Ef. 2:1). Pero cuando creímos en Cristo, el Espíritu de Dios entró en nosotros y se mezcló con nuestro espíritu (1 Co. 6:17; Ro. 8:16). De este modo, nuestro espíritu obtuvo la vida de Dios y fue vivificado. Mientras que nuestros padres nos dieron nuestro nacimiento natural, el Espíritu nos ha dado nuestro nacimiento espiritual.
En Juan 3:6 el Señor Jesús le dijo a Nicodemo: “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”. El Señor dijo esto en respuesta a lo dicho por Nicodemo en el versículo 4: “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? ”. En el versículo 6, el Señor deja en claro que el nuevo nacimiento no tiene nada que ver con la carne. Nacer de nuevo, ser regenerado, consiste en ser aniquilados para que se produzca un ser nuevo. Lo aniquilado es de la carne, y lo generado que se convierte en el ser nuevo es del Espíritu.
La Conclusión del
Nuevo Testamento
Mensaje 129 (LSM)