1
Alabamos al Señor que
Al Ungido nos unió;
Con la misma͜ unción divina
De Su Hijo nos ungió.
Al Ungido nos unió;
Con la misma͜ unción divina
De Su Hijo nos ungió.
2
En la͜ unción de este Cristo
Los ungidos somos ya;
Qué bendito͜ es este͜ ungüento
Que͜ a Sus hijos hoy les da.
Los ungidos somos ya;
Qué bendito͜ es este͜ ungüento
Que͜ a Sus hijos hoy les da.
3
¡Aleluya! Este͜ ungüento
Habitando͜ en nuestro ser
Trae a Dios en Su esencia,
Todo nos enseña él.
Habitando͜ en nuestro ser
Trae a Dios en Su esencia,
Todo nos enseña él.
4
Somos del Señor tesoro,
Con Su sangre nos compró;
En nosotros puso͜ el sello
Con el cual Dios nos marcó.
Con Su sangre nos compró;
En nosotros puso͜ el sello
Con el cual Dios nos marcó.
5
El nos sella día͜ a día,
Impartiendo͜ así Su ser,
Hasta que Su semejanza
E imagen puedan ver.
Impartiendo͜ así Su ser,
Hasta que Su semejanza
E imagen puedan ver.
6
Hoy las arras poseemos
De͜ este Cristo que vendrá;
Añoramos nuestra͜ herencia:
Dios, gran fiesta eternal.
De͜ este Cristo que vendrá;
Añoramos nuestra͜ herencia:
Dios, gran fiesta eternal.
7
Dios con este plan nos hizo,
Y las arras nos legó,
Garantía del disfrute
Del Señor en dulce͜ amor.
Y las arras nos legó,
Garantía del disfrute
Del Señor en dulce͜ amor.
8
En mi͜ espíritu las arras
Con el sello y la͜ unción,
Son depósitos valiosos,
Dulces dones del Señor.
Con el sello y la͜ unción,
Son depósitos valiosos,
Dulces dones del Señor.
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Tenemos que comprender que el Dios Triuno es el Espíritu. No piensen que el Padre es el Padre, el Hijo es el Hijo y el Espíritu es el Espíritu, como si fueran personas separadas. Estos tres son el Espíritu todo-inclusivo. En 2 Corintios 3:17 se afirma que “el Señor es el Espíritu”. En 2 Corintios 1:21-22 se nos dice que fuimos firmemente adheridos a Cristo, el Ungido (lit. ). El Ungido es Cristo, y Él es el Espíritu todo-inclusivo. Fuimos ungidos y sellados, y se nos dio el Espíritu como las arras, la garantía. La unción nos permite saborear a Dios. Al ser ungidos recibimos la esencia, el elemento, de Dios. Al ser sellados obtenemos la imagen de Dios. Al recibir las arras podemos saborear a Dios. Recibimos el elemento de Dios, Su imagen e incluso Su sabor. ¡Aleluya! Todo esto está relacionado con el Espíritu todo-inclusivo, el cual es el Señor mismo. Por este Espíritu todo-inclusivo somos llenos de Dios, somos saturados de Él y nos mezclamos con Él.
El resultado de esto es que somos transformados. Para que esto sea logrado plenamente, es necesario que tengamos el rostro descubierto (2 Co. 3:18). Tener el rostro descubierto significa no tener ningún velo. Si uno lee 2 Corintios 3, comprenderá que el velo allí mencionado se refiere a las Escrituras tomadas como letras en blanco y negro. Me preocupa que muchos cristianos todavía estén velados por la Biblia; otros continúan siendo velados por sus experiencias carismáticas u otra clase de experiencias. ¡Cuánto necesitamos que el Señor, en Su misericordia, nos quite los velos y nos permita tener un rostro descubierto, sin conceptos, ideas y preocupaciones! Necesitamos que los velos nos sean quitados para contemplarlo a Él como el Espíritu todo-inclusivo. Entonces seremos transformados a Su imagen.
El Reino
Capítulo 20 (LSM)