Muerto con Cristo El me levantó

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1
Muerto con Cristo,͜ El me levantó;
¿Qué más me queda͜ a mí por hacer?
No más esfuerzos, no más luchar,
En novedad de vida͜ he de͜ andar.
¡Gloria sea a Dios!
2
Resucitado con Cristo͜ estoy,
El mi Cabeza gloriosa es,
Mi senda͜ ahora es santidad,
Muerto͜ al pecado, libre͜ en verdad.
¡Gloria sea a Dios!
3
Vivo con Cristo͜ El no muere más.
Sigo a Cristo, delante͜ El va.
Del cautiverio ya libre soy,
Tengo por muerto mi ego hoy.
¡Gloria sea a Dios!
4
Vivo por Cristo, me rindo͜ a El,
Todos mis miembros pongo͜ a Sus pies;
Hoy por Su gracia, no por la ley,
Venzo͜ el pecado, ¡Cristo͜ es mi Rey!
¡Gloria sea a Dios!
5
Creciendo͜ en Cristo, no se verá
Lo vergonzoso de mi pecar;
Llevaré fruto de santidad,
La vida eterna florecerá.
¡Gloria sea a Dios!
1
Un Hermano

LA REVELACIÓN DE QUE ESTAMOS

MUERTOS, SEPULTADOS Y TERMINADOS

Después de ver que Cristo es nuestra vida, el segundo aspecto de la revelación que debemos recibir es que estamos muertos, sepultados y terminados. Algunos quizá pregunten: “¿Cuándo morimos, y cuándo fuimos sepultados? ”. Morimos juntamente con Cristo en la cruz el día en que Cristo murió, y fuimos sepultados juntamente con Él el día en que fuimos bautizados (Ro. 6:6; Col. 2:12). Cuando alguien muere, generalmente es sepultado de inmediato. En nuestro caso, sin embargo, estábamos muertos más de mil años antes de que fuéramos sepultados. Después de estar muertos por más de mil años, un día fuimos bautizados por la iglesia. Una vez que una persona es sepultada, ella queda completamente aniquilada. Con el tiempo el Espíritu Santo nos revelará que estamos muertos, sepultados y, por consiguiente, completamente terminados. Todos necesitamos recibir tal revelación. La mayoría conocemos la doctrina de que fuimos sepultados en el momento de nuestro bautismo, pero no sólo necesitamos la verdad en cuanto a esto sino, además, la revelación. Necesitamos que el Espíritu Santo nos revele el hecho espiritual de que hemos sido sepultados juntamente con Cristo.

Luego, después de haber recibido tal revelación, ésta llegará a ser un poder que lo regirá a usted interiormente todo el día. Tal revelación lo regirá, lo protegerá y resplandecerá en usted todo el día. La luz de que usted ha resucitado juntamente con Cristo y que está escondido con Cristo en Dios, así como la revelación de que usted se ha despojado del viejo hombre y vestido del nuevo, lo gobernará y lo protegerá durante todo el día, manteniéndolo lejos del viejo hombre y dentro del nuevo. De esta manera, usted experimentará a Cristo como su vida y podrá declarar: “Cristo es mi vida, y es Cristo quien vive en mí. No tengo nada que ver con el bien y el mal. Tales cosas son ajenas a mí. Lo único que me incumbe es tener contacto con el Cristo vivo, quien es mi vida. Día tras día y momento a momento me paro firme sobre la base de que he sido sepultado y resucitado juntamente con Cristo. Cristo es mi vida”. Entonces usted experimentará a Cristo más y más en su vida diaria y rechazará la tentación de hacer el bien y de vencer al mal. Quizá esto le suene extraño, pero el diablo le tentará a hacer el bien. Si él tiene éxito al tentarle a hacer el bien, entonces también tendrá éxito al tentarle a hacer el mal. Así que, siempre que el enemigo venga a tentarle a hacer el bien O el mal, usted no debe decirle ni una palabra. Simplemente esté firme sobre el hecho de que ha sido sepultado, y por ende, que ha sido trasladado del reino de las tinieblas al reino de Cristo. Si hace esto, experimentará a Cristo como su vida y se dará cuenta de lo fácil que es vencer el mal. De hecho, en cierto sentido no tendrá incluso que vencer el mal, pues sencillamente no tendrá nada que ver con éste debido a que usted ya ha sido sepultado y se halla en otra esfera, en la esfera del reino de Cristo. De esta manera, el hecho de que Cristo es vida será una realidad para usted, y usted vivirá por Cristo y andará en Él. Cristo aumentará en usted y llegará a ser el todo para usted. Además, usted será edificado juntamente con otros, de modo que llegarán a ser una compañía de creyentes edificados juntamente en el Espíritu Santo y con la vida de Cristo, a fin de ser la verdadera expresión del Cuerpo de Cristo. Espero que todos acudamos al Señor para que Él tenga la manera de realizar dicha obra en estos días.

El Misterio de Dios y el misterio de Cristo,

CAPÍTULO 7 RECIBIR REVELACIÓN

A FIN DE EXPERIMENTAR LA REALIDAD

(LSM)