Mi esperanza firme está

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1
Mi esperanza firme͜ está
En Cristo mi justicia͜ y paz;
Por ser Su nombre dulce͜ y fiel
En mi Jesús descansaré.
 
Cristo͜ es la Roca eternal,
No͜ hay otra base͜ en que confiar,
No͜ hay otra base͜ en que confiar.
2
Aunque no pueda ver Su faz,
Su gracia͜ es mía por la fe;
Y aunque haya tempestad,
Dentro del velo mi͜ ancla͜ está.
3
Su pacto͜ y sangre eficaz,
En el diluvio me͜ alzarán;
Si se desploma todo͜ aquí
Me͜ aferro͜ a Cristo mi mástil.
4
Cuando regrese͜ en Su poder,
Oh, que me halle yo en El.
Sin culpas compareceré,
Delante de mi justo Juez.
1
Un Hermano

LA JUSTICIA DE DIOS

Segunda de Pedro 1:1 dice: "Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que se les ha asignado una fe igualmente preciosa como la nuestra en la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo". Esta preciosa fe nos es asignada en la justicia de Dios. La Biblia habla de tres tipos de justicia: Primero, Cristo mismo es justicia, y Jesucristo se convierte en nuestra justicia. Cuando Dios nos coloca en Cristo, Cristo se convierte en nuestra justicia ( 1 Cor. 1:30). Segundo, está la justicia de Jesucristo mismo. Esto se refiere a Su andar y obras mientras estuvo en la tierra. Romanos 5:18 habla de "un acto justo", que es el acto justo de la muerte de Cristo en la cruz. Dios no considera el acto justo de Jesús como nuestra justicia, sino que hace a Jesucristo nuestra justicia; Así pues, la justicia de Jesús lo califica para ser nuestro Salvador. En tercer lugar, está la justicia de Dios. Esta se refiere a que todas las acciones de Dios son razonables, legales y, por lo tanto, justas ( 1:17 ; 3:21-26 ).

Romanos 1:17 dice: Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: “Mas el justo por la fe tendrá vida y vivirá”.

Romanos 3:21 al 26 dicen: Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, atestiguada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe de Jesucristo, para todos los que creen. Porque no hay distinción, porque todos han pecado, y carecen de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por Su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios ha presentado como propiciatorio por medio de la fe en Su sangre, para la demostración de Su justicia, a causa de haber pasado por alto, en Su paciencia, los pecados cometidos anteriormente, con la mira de demostrar Su justicia en este tiempo, a fin de que Él sea justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.

Los vivos bajo la administración gubernamental de Dios

en Su salvación y las provisiones de la vida divina

Capítulo 10 (LSM)

CWWL, 1955, vol. 2