Cristo ha resucitado

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1
Cristo ha resucitado,
¡A-le-lu-ya!
Victoria͜ a Su pueblo ha͜ dado,
¡A-le-lu-ya!
Vuestros gozos proclamad,
¡A-le-lu-ya!
Cielos canten, tierra load,
¡A-le-lu-ya!
2
En gloria el Rey ungido,
¡Aleluya!
Y la muerte͜ El ha vencido,
¡Aleluya!
Al morir El nos salvó,
¡Aleluya!
Del sepulcro nos libró,
¡Aleluya!
3
Redención El consumó,
¡Aleluya!
La batalla El ganó,
¡Aleluya!
Muerte͜ en vano resistió,
¡Aleluya!
A los cielos ascendió,
¡Aleluya!
4
Con el Rey pronto͜ estaremos,
¡Aleluya!
La Cabeza seguiremos,
¡Aleluya!
A la gloria celestial,
¡Aleluya!
Libres de lo terrenal,
¡Aleluya!
1
Un Hermano

RESURRECCIÓN

Ahora llegamos al tercer paso principal que Cristo dio: Su resurrección. Después de morir, Cristo fue resucitado. ¿Cuál era el pensamiento divino en esto? Dios había planeado que toda la creación fuera creada por medio de Cristo y que se conservara unida en Él (Col. 1:16-17). Cristo debía ser el instrumento por el cual se produciría la creación y también debía ser el centro de ella. Luego, en cierto momento, Dios consideró poner fin a todas las cosas, al hacerlas morir en Cristo. Pero aquí no termina todo, ya que Dios en Cristo jamás podría ser conquistado por la muerte. La muerte nunca puede retener a Cristo (Hch. 2:24), pues Él es el origen de la vida. Así que Él entró en la muerte voluntariamente, y salió de ella valientemente. Así como todas las cosas fueron creadas por medio de Cristo y se les dio muerte juntamente con Cristo, así también todas las cosas fueron resucitadas con Cristo. Éste es el pensamiento divino: crear todas las cosas en Cristo, luego hacerlas morir con Cristo, y finalmente resucitarlas con Cristo.

¿Cómo debemos tratar a las personas? ¡Simplemente tomando a Cristo como nuestra vida! Cristo resucitó para ser nuestra vida. Espero que nos percatemos de este hecho de manera positiva en nuestra vida diaria. Escuchar O leer al respecto no es suficiente; es preciso que lo pongamos en práctica. Debemos tomar a Cristo como nuestra vida en cada ocasión. ¡Cuán real y práctico es esto! Si practicamos esto, pronto seremos llenos de Él en nuestro espíritu (Ef. 5:18). Seremos llenos de Cristo y todo nuestro ser llegará a estar saturado del Espíritu. El Señor hoy busca esta clase de personas. ¡Vivir por Cristo es la verdadera espiritualidad!

Los cuatro pasos

principales de Cristo:

Capitulo 3 (LSM)