Como el “YO SOY” Tu nombre

1
Como el “YO SOY” Tu nombre
Es tan rico y͜ abundante,
Todo͜ incluye, pues Tú eres
Nuestra provisión.
2
Tú, el Hijo, con el Padre
Como͜ Espíritu͜ en mí vives,
Para que todos Tus bienes
Pueda disfrutar.
3
Tú el templo de Dios eres,
De Su vida el despliegue,
Nos gozamos en el Padre
Al mirar Tu faz.
4
Tú͜ el Cordero, Tú͜ el Esposo,
Por Tu͜ esposa diste todo;
Fuiste͜ herido Y clavado
En nuestro lugar.
5
Tú el sabio, Tú͜ el camino
Planificas mi destino,
Por Tu gracia,͜ el suministro,
Puedo͜ en Ti andar.
6
Eres puro, santo͜ y justo,
Y con Dios Tú eres uno,
Le complaces al hacernos
Uno hoy con El.
7
Tú͜ eres vida, luz Tú eres,
Noche͜ y muerte terminaste,
Alumbrando avivaste
Todo nuestro ser.
8
En resurrección triunfante
Tú el Hades conquistaste;
Con poder nos liberaste
Para͜ en Ti reinar.
9
Agua viva y͜ alimento,
Eres Tú nuestro sustento,
Nuestro abastecimiento—
Un banquete re͡al.
10
Eres Médico que sanas,
El Pastor de nuestras almas,
Tú nos guías y nos calmas
Dando sanidad.
11
Rey y Sacerdote eres,
A Dios mismo nos conduces,
Y Tu͜ autoridad nos suple
¡Qué lugar de͜ honor!
12
Tú la esperanza viva,
Cambias la cre͡ación antigua,
En nosotros te duplicas
Para Tu͜ expresión.
13
Nuestro gozo, paz, y gloria,
Edificio, sol, y gracia,
La verdad, escudo͜ y roca—
Todo eres Tú.
14
Tú͜ el eterno y͜ abundante,
Lleno, rico͜ inagotable;
En necesidad nos cubres—
¡Hasta desbordar!
1
Pedro

Bayamón, Puerto Rico, United States

Nuestro conocimiento y experiencia del Señor no debería ser sólo doctrina. Por ejemplo, este himno y el 232 mencionan varios aspectos de las riquezas de Cristo, pero si sólo nos aprendemos estos aspectos de memoria, sólo estaremos aumentando nuestro conocimiento mental, y no nuestra experiencia de Cristo. Cristo nunca puede ser experimentado en nuestra mente por medio de doctrinas. Tenemos que tocar al Espíritu en nuestro espíritu y permitir que la palabra de Dios, la palabra viviente de Dios, nos ilumine. Ésta es la manera de tocar genuinamente las riquezas de Cristo. Necesitamos conocer las riquezas de Cristo en la realidad. Toda experiencia genuina que tenemos de Cristo depende de que toquemos al Espíritu en nuestro espíritu, y no de las doctrinas.

Sacado de: El Sacerdocio y el edificio de Dios

Capítulo 19 páginas 232 y 233