Qué admirable redención

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1
¡Qué admirable redención
Se halla͜ en Ti, Señor!
¡Jamás se vio, se͜ oyó͜ o pensó
Lo que logró Tu͜ amor!
Divino͜ y misterioso Tú
Excedes todo͜ hablar!
¡Tan admirable redención
Excede mi͜ alabar!
2
Te traspasaron en la cruz
Para͜ agua͜ y sangre͜ hallar;
Así Tu vida se nos dio
Y redención sin par.
Preciosa sangre nos limpió,
Para͜ aceptados ser;
Tu vida nos regeneró,
Para la͜ unión tener.
3
El grano eres que murió
Para muchos llevar,
Mezclados en perfecta͜ unión
Tu Cuerpo formarán.
Somos Tu incremento͜ y Tú
El contenido que
Nos vivificas con poder,
Manifestándote.
4
Ya que Tu Cuerpo somos hoy,
Morando͜ en él estás;
Debemos ser Tu dulce͜ hogar,
Confianza te será.
Tu complemento somos y
Tu gran satisfacción;
Un Cuerpo͜ en Ti somos, Señor
Y Tú, nuestra porción.
5
Al contemplar los símbolos
Nos hacen recordar
A Tu Persona͜ y redención,
Y alabanzas dar.
Por ser Tu novia, oh Señor,
Tu misma͜ habitación,
Te damos gracias y loor
En nuestra͜ adoración.
4
Un Hermano

7. Redimidos

La palabra redimido significa comprar de nuevo algo que originalmente nos pertenecía, pero que habíamos perdido. La redención, por tanto, significa volver a poseer algo al pagar un determinado precio para ello. Originalmente nosotros pertenecíamos a Dios; éramos posesión Suya. Sin embargo, Él nos perdió. Debido a que Dios no estaba dispuesto a renunciar a nosotros, Él pagó el precio requerido para comprarnos de nuevo, con lo cual volvió a poseernos a un precio muy elevado. En esto consiste la redención. Redimirnos no fue un asunto sencillo para Dios, debido a que al perdernos nos involucramos con los pecados y muchas otras cosas que son contrarias a la justicia, santidad y gloria de Dios. Eran muchos los requisitos que pesaban sobre nosotros, los cuales eran las exigencias planteadas por la justicia, santidad y gloria de Dios, y era imposible para nosotros cumplir con ellas. Pero Dios pagó el precio para redimirnos y, por tanto, volver a poseernos a un costo tremendo. Esto fue logrado cuando Cristo murió en la cruz para obtener una redención eterna en favor nuestro (Gá. 3:13; 1 P. 2:24; 3:18; 2 Co. 5:21; He. 10:12; 9:28). Su sangre obtuvo eterna redención para nosotros (vs. 12, 14; 1 P. 1:18-19).

La Conclusión del

Nuevo Testamento:

Capítulo 126 (LSM)


Hna. Gabriela Menez López

México, Mexico

Te traspasaron el la CRUZ para agua y sangre hallar, así Tu vida se nos dió y redención sin par, preciosa sangre nos limpió para aceptados ser; Tu vida nos regeneró para la unión tener!!

Juan 19:34 Pero uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua!!

La sangre efectuó la redención y así quita los pecados para comprar la iglesia . Hebreos 10:19 Así que, hermanos, teniendo firme confianza para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesús!!!

Acerquemos pues confiadamente al Trono de la gracia!! ! El agua, imparte vida y acaba con la muerte para producir la Iglesia ( Ef 5:29-30) oh Señor Jesús!! Tesoro en mi corazón!! Luc 23:34 Mt 27:46

La muerte que imparte vida (CRUZ)

Libero la vida divina del Señor desde Su interior , para que se produjera la iglesia, la cual se compone de todos sus creyentes; muerte que propaga y multiplica la vida, la muerte que genera y reproduce!! Aleluya!! Por Tu vida bendita y por la gracia de nuestro amado Padre, mi querido Señor Jesús!! Te amo!!!


Hna. Gabriela Menez López

Ciudad De México, Localidad Del Valle, Mexico

El grano Eres que murió para muchos llevar, mezclados en perfecta unión Tú Cuerpo formarán, somos el complemento y Tú el contenido que, nos vivificas con poder, manifestándote. Por medio de la obra de CRISTO en la CRUZ. Heb 2:14 Así que por cuanto los hijos Son participantes de sangre y de carne, de igual manera El participó también de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tiene el imperio de la muerte, esto es al diablo.


Ernesto Isasi

San Juan

Que Admirable Redención!. Nota de Romanos 3:24 dice: Redimir es volver a comprar a cierto precio. Nosotros originalmente pertenecíamos a Dios pero nos perdimos mediante el pecado. Los requisitos de la santidad, de la justicia y de la gloria de Dios que pesaban sobre nosotros eran tan grandes que era imposible satisfacerlos. Sin embargo, Dios pagó el precio por nosotros mediante Cristo, recuperándonos a gran precio. Cristo murió en la cruz para redimirnos (Gá. 3:13; Tit. 2:14; 1 P. 2:24; 3:18); Su sangre obtuvo eterna redención para nosotros (1 P. 1:18-19).