1
Nada͜ entre Tú y yo, mi Señor;
Quiero Tu gloria ver,
Mi͜ alma a Ti traer,
Más de Tu͜ amor saber;
Entre Tú͜ y yo, nada Señor.
Quiero Tu gloria ver,
Mi͜ alma a Ti traer,
Más de Tu͜ amor saber;
Entre Tú͜ y yo, nada Señor.
2
Nada͜ entre Tú y yo, mi Señor;
La bulla terrenal
No͜ apague͜ el susurrar
De tu voz celestial;
Entre Tú͜ y yo, nada Señor.
La bulla terrenal
No͜ apague͜ el susurrar
De tu voz celestial;
Entre Tú͜ y yo, nada Señor.
3
Nada͜ entre Tú y yo, mi Señor;
Nada que traiga͜ afán,
Lágrimas o͜ el rezar,
Nada de falsedad;
Entre Tú͜ y yo, nada Señor.
Nada que traiga͜ afán,
Lágrimas o͜ el rezar,
Nada de falsedad;
Entre Tú͜ y yo, nada Señor.
4
Nada͜ entre Tú y yo, mi Señor;
Nada de ansiedad,
Duda,͜ incredulidad,
Cuando tan cerca͜ estás;
Entre Tú͜ y yo, nada Señor.
Nada de ansiedad,
Duda,͜ incredulidad,
Cuando tan cerca͜ estás;
Entre Tú͜ y yo, nada Señor.
5
Nada͜ entre Tú y yo, mi Señor;
Brilla͜ en Tu resplandor,
Quita mis velos hoy,
Rey de mi corazón;
Entre Tú͜ y yo, nada Señor.
Brilla͜ en Tu resplandor,
Quita mis velos hoy,
Rey de mi corazón;
Entre Tú͜ y yo, nada Señor.
6
Nada͜ entre Tú y yo, mi Señor;
Contigo quiero andar,
Sólo a Ti mirar,
A nadie más amar
Entre Tú͜ y yo, nada Señor.
Contigo quiero andar,
Sólo a Ti mirar,
A nadie más amar
Entre Tú͜ y yo, nada Señor.
7
Nada͜ entre Tú y yo, mi Señor;
Hasta que llegue͜ a ver
La noche perecer,
Y͜ el día amanecer
Entre Tú͜ y yo, nada Señor.
Hasta que llegue͜ a ver
La noche perecer,
Y͜ el día amanecer
Entre Tú͜ y yo, nada Señor.
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2. Permanecer en el Hijo
Cuando vemos el hecho de que somos pámpanos de la vid, debemos mantener nuestra comunión con ésta. Cualquier cosa puede privarnos del rico suministro de la vid. Una pequeña desobediencia, un pecado, O incluso un pensamiento impuro puede ser un aislador que nos separe de las riquezas de la vid. Si no condenamos esos asuntos negativos, sino que los practicamos, estos nos excluirán del rico suministro de la vid. Primero, debemos ver que somos pámpanos, y después, tenemos que mantener la comunión que existe entre nosotros y el Señor. Nada debe interponerse entre Él y nosotros. Hay un himno en nuestro himnario que empieza con las palabras “Nada entre Tú y yo mi Señor”. Por experiencia sabemos que hasta una pequeña falla puede privarnos de participar de la rica suministración de la vid. Debemos orar al Señor y decirle: “Señor, no permitas que haya nada entre Tú y yo, que nada me separe de Tu rico suplir”.
Estudio-vida de Juan
Mensaje 34 (LSM)
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UN CIELO DESPEJADO Y UNA CONCIENCIA LIMPIA
Los cristianos debemos mantener un cielo despejado con el Señor. Esto significa que siempre debemos tener una comunión clara con Él. Nada debe interponerse entre nosotros y el Señor. Si nada se interpone entre nosotros y el Señor, nuestro cielo será diáfano como el cristal y nuestra conciencia será pura, libre de toda ofensa (Hch. 24:16).
Debemos ser profundamente impresionados con el hecho de que si en calidad de cristianos hemos de contar con un cielo despejado, diáfano como el cristal, delante del Señor, será necesario que tengamos una conciencia libre de toda ofensa. Siempre que hay condenación O hay una ofensa en nuestra conciencia, nuestro cielo de inmediato se vuelve nublado, oscuro y nebuloso. En tales ocasiones debemos confesar nuestro fracaso y nuestro pecado al Señor de modo que recibamos Su perdón y el lavamiento de Su preciosa sangre (1 Jn. 1:9, 7). Esto lavará nuestra conciencia para que esté libre de toda ofensa. Entonces tendremos nuevamente un cielo despejado y una comunión clara con el Señor en la que nada se interponga entre nosotros y Él.
Estudio-vida de Ezequiel
Mensaje 11 (LSM)
Ciudad De Mexico, Localidad Del Valle
Nada entre Tú y yo Mi Señor, Bendita Tú gloria y comunión. Nada de ansiedad, duda, incredulidad. Cuando tan cerca estás; Entre Tú y yo nada Señor. Brilla Tu resplandor, Quita mis velos hoy, Rey de mi corazón; Entre Tu y yo, nada Señor. En el diario vivir, Vive en mí, a nadie mas amar. Entre Tú y yo nada Señor. Cantar de cant 7:10-13 Yo soy de Mi amado, Ven , amado mío, salgamos a los campos; morenos en las aldeas. Levantémonos temprano y vayamos a las viñas; veamos si brotan las vides; si están en cierne, si han florecido los granados; allí te daré mis amores. Las mandragoras exhalan su fragancia, y sobre nuestras puertas hay toda clase de frutas escogidas, nuevas y añejas. Éstas Amado mío, he guardado para ti. La que ama a Cristo desea llevar a cabo junto con su Amado, una obra que abarque todo el mundo. Ella mantiene la obra abierta para otros de manera que otros puedan unirse al
Peregrinaje, ser uno con el Señor y realizar una obra que se centre en Su Cuerpo, (el deseo de Su corazón). para Su expresión. Su manifestación y Su magnificencia!!!! Aleluya!!!!