Mi objetivo es el mismo Dios

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1
Mi objetivo es el mismo Dios,
No paz o gozo ni más bendición;
De El depende que yo llegue͜ allí,
Por cualquier senda, hazlo mi Señor.
2
Busca la fe su meta:͜ el mismo Dios;
Sigue͜ el amor confiando͜ en su Señor,
Prosigue mi͜ alma, apoyado͜ en El,
Hasta que cumpla Dios mi oración.
3
No͜ importa que͜ el camino oscuro͜ esté,
No͜ importa qué costoso pueda ser;
El sabe cómo͜ hacerme͜ a mí llegar
Hasta la meta con toda͜ estrechez.
4
Sólo͜ esto sé, no lo puedo negar;
Hago͜ una cosa, sigo͜ a mi Señor;
Mi Dios, mi gloria día͜ a día es,
Y en la gloria, El mi galardón.
4
Un Hermano

AMAR LO QUE NO ES DIOS

Si sentimos que en una situación particular estamos sufriendo, esto indica que aún amamos ciertas cosas que no son Dios. Si amamos a Dios única y completamente, no estaremos turbados por ninguna clase de situación. Esta es la razón por la cual el Señor Jesús dijo que debemos amarle más que a nuestros padres, hermanos, hermanas, esposa O hijos (Mt. 10:37; Lc. 14:26). Si pensamos que perder a nuestros padres, hijos, esposa O marido será un sufrimiento, esto quiere decir que no amamos solamente a Dios. Esto quiere decir que amamos algo O a alguien que no es Dios. Si amamos únicamente a Dios, dándole todo nuestro amor, sin que nada divida nuestro amor, no estaremos turbados pase lo que pase.

Suponga que usted pierde su casa. ¿Lo tomaría como un sufrimiento? ¿Podría usted aún alabar al Señor, incluso alabarle por la pérdida de su casa? Si el haber perdido su casa es un sufrimiento, y si usted no alabara al Señor por ello, esto indica que usted ama a su casa mucho, aún más que a Dios. Si usted no ama su casa, no sufriría como resultado de haberla perdido. Más bien, habría dicho: “¡Aleluya, perdí mi casa, pero no he perdido a Dios. Para mí El es más precioso ahora que antes. Cuando tenía una buena casa, Dios no me era tan precioso. Pero ahora que he perdido mi casa, Dios me es mucho más precioso”.

Yo que soy padre de muchos hijos y abuelo de muchos nietos, sé que todos los padres quieren que sus hijos tengan éxitos. Quizás a usted le gustaría que sus hijos llegaran a ser apóstoles, ancianos, diáconos O diaconisas, O tal vez querrá que lleguen a ser doctores, abogados O expertos en ordenadores. Sin embargo, ¿cómo se sentiría si ninguno de sus hijos llegaran a ser un apóstol, un anciano, un diácono ni una diaconisa, O que ninguno de ellos estuvieran en una profesión bien respetada? ¿Estaría usted feliz O desanimado? Recientemente he oído a alguien alabar al Señor porque su hijo se hizo médico. Pero nunca he oído a un padre alabar al Señor porque su hijo recibió una mala nota.

El propósito de estos ejemplos es que incluso los cristianos que buscan al Señor tal vez no lleven una vida en el jubileo. Al contrario, porque aman lo que no es Dios, en vez de estar disfrutando, satisfechos y reposando, están sufriendo.

Todos nosotros tenemos que hacer nuestro trabajo, sin embargo, no debemos laborar por ser buenos, laborar estando preocupados, sufriendo, O soñando. Debemos ser capaces de decir: “Yo amo sólo a mi Señor. El es mi porción. Nada y nadie aparte de El es mi porción. Un coche nuevo, una casa bonita, una buena promoción, el mejor sueldo, todas estas cosas no son mi verdadera porción”.

Estudio-vida de Lucas

Messaje 69 (LSM)


Un Hermano

C. El que abre y cierra

El versículo 7 también dice que Cristo es “el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre”. Debido a que la llave del universo, la llave de la economía de Dios, está en Sus manos, El abre y cierra.

Como ya dijimos, casi nada de lo que encontramos en el libro de Apocalipsis es nuevo; la mayor parte es el cumplimiento de cosas reveladas en el Antiguo Testamento. Esto también es cierto al referirnos a la llave de David. Isaías 22:22-24 es una profecía acerca de Cristo como el que tiene la llave de David. El pensamiento profundo de lo que significa la llave de David se halla en Isaías. En Isaías 22 se profetizó que Cristo no solamente tenía la llave de David, sino que también sería un clavo O una clavija. Pocos cristianos han oído que Cristo es un clavo. Si usted considera el contexto de Isaías 22 y si lee el contexto de lo que se dice en Apocalipsis 3 acerca de Cristo como el que tiene la llave de David, comprenderá que Cristo tiene la llave de David para abrir la casa de Dios, para abrir el edificio de Dios. El tema crucial de Isaías 22 es la casa de Dios. La epístola a la iglesia en Filadelfia, en realidad habla de la Nueva Jerusalén. Los vencedores que hay en la iglesia de Filadelfia serán columnas en el templo de Dios, y el templo de Dios finalmente vendrá a ser la Nueva Jerusalén. De acuerdo con Apocalipsis 21:22, en la Nueva Jerusalén no hay templo, y esto se debe a que en la eternidad, el templo será agrandado hasta convertirse en una ciudad, cuyas tres dimensiones son iguales (21:16), y será el agrandamiento del Lugar Santísimo. Esto es la consumación de la casa de Dios. Cristo tiene la llave de David, pelea la batalla por Dios, edifica el templo y establece el reino de Dios, con miras al edificio de Dios.

Cristo tiene la llave de David, con la cual abre y cierra, no para que seamos santos y espirituales, sino para que seamos edificados. El no se preocupa por lo que nosotros llamamos espiritualidad y santidad, sino por nuestra edificación. En estos dos siglos, algunas personas han afirmado ser santas y espirituales. Aunque tuvieron cierta visión, el alcance de su vista era bastante corto. La santidad no tiene como fin que uno sea santo, y el objeto de la espiritualidad no es que uno sea espiritual. Tanto la santidad como la espiritualidad son útiles para hacernos columnas en el templo de Dios. Al final no se nos va a llamar espirituales ni santos, sino la Nueva Jerusalén. En 3:12 el Señor no dijo: “Escribiré sobre él santidad”, ni “Escribiré sobre él espiritualidad”; El dijo: “Escribiré sobre él el nombre de Mi Dios, y el nombre de la ciudad de Mi Dios, la Nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de Mi Dios, y Mi nombre nuevo”. Lo que tenemos aquí no es santidad ni espiritualidad, sino a Dios y a la Nueva Jerusalén. El propósito de Dios no consiste en hacernos santos O espirituales, sino en hacernos parte de la Nueva Jerusalén. Dios ya tiene toda la santidad que necesita, pero aún no tiene la Nueva Jerusalén. El deseo de Dios no es tener más espiritualidad; El busca la Nueva Jerusalén. Dios desea una iglesia edificada. El quiere la Bet-el de hoy, la casa de Dios, la cual tendrá su consumación en la Nueva Jerusalén. ¿Está usted dispuesto a recibir esta visión?

Estudio-vida de Apocalipsis

Mensaje 15 (LSM)


V Carire

Tampa, FL, United States

Mi objetivo es el mismo Dios,

No paz O gozo ni más bendición;

De El depende que yo llegue͜ allí,

Por cualquier senda, hazlo mi Señor. ♥️


Tita

Alabado sea el señor