Hoy el Espíritu de Dios

B142 C194 CB243 E243 G243 K194 P130 R182 S113 T243
1
Hoy el Espíritu de Dios
La realidad de Cristo es;
Es Cristo en mi͜ espíritu
Viviendo dentro de mi ser.
2
Tal como Cristo͜ expresa Dios
Y͜ es Su corporificación,
Así͜ el Espíritu también
Es para Cristo Su͜ expresión.
3
La plenitud del Padre Dios
Corporalmente͜ en Cristo͜ está;
Y Cristo como͜ Espíritu
Es hoy nuestra realidad.
4
El Padre en el Hijo͜ está
Y͜ el Hijo el Espíritu͜ es;
El Padre͜ unido͜ al Hijo va
Con el Espíritu͜ a mi ser.
5
Con fuerza del Espíritu
Hoy Cristo͜ en mí hará Su͜ hogar;
Y͜ el Padre con Su plenitud
Mi ser entero͜ ha de llenar.
6
El Padre͜ en Cristo nuestro es,
El llena nuestra͜ escasez;
Probamos en Espíritu
Que Cristo͜ el todo͜  en todo es.
7
Señor, por Tu Espíritu
Impártenos Tu re͡alidad,
Hasta llenarnos de Tu ser
Y Tus riquezas disfrutar.
2
Un Hermano

B. Tiene al Cristo encarnado como su realidad

El tabernáculo de Dios tiene al Cristo encarnado como su realidad. En Éxodo se nos presenta el tipo, y en Juan 1:14 vemos su cumplimiento. Dios mismo, quien era la Palabra (Jn. 1:1), se hizo carne para fijar Su tabernáculo entre nosotros. Cristo, como corporificación del Dios Triuno, es el tabernáculo de Dios. Este tabernáculo es la morada de Dios con miras a Su expresión; además, este tabernáculo cumple la función de que nosotros podamos entrar en Dios para disfrutarle.

El tabernáculo del Antiguo Testamento fue un tipo, una prefigura, del verdadero tabernáculo, el cual era Cristo en la carne. En el Antiguo Testamento Dios estaba en el tabernáculo, pues el tabernáculo trajo a Dios a los hijos de Israel. En el tiempo del Nuevo Testamento, Cristo en la carne era el tabernáculo que trajo a Dios al hombre a fin de que el hombre pueda disfrutarle. Mediante la encarnación Dios se hizo hombre, se mezcló con el hombre y llegó a ser Su propia morada. En Cristo, el verdadero tabernáculo, Dios se corporificó para nuestro disfrute.

Juan 1:14 dice: “La Palabra se hizo carne, y fijó tabernáculo entre nosotros”. Aquí vemos que Cristo, la Palabra encarnada, es un tabernáculo. Este tabernáculo representa la Palabra que se hace carne como expresión de Dios. El significado de la palabra expresión aquí es el mismo que denota el oro en el tabernáculo del Antiguo Testamento. El tabernáculo fue edificado con tablas de madera de acacia recubiertas de oro, lo cual representa a Dios expresado. Cuando Cristo estuvo en la tierra, le acompañaba cierto resplandor, y dicho resplandor era la expresión de Dios, tipificada por el oro del tabernáculo.

Cristo, como tabernáculo, participó de humanidad. Que la Palabra se hiciera carne significa que la Palabra adquirió la naturaleza humana. La humanidad es tipificada por la madera de acacia del tabernáculo (Éx. 26:15, 26). El oro y la madera de acacia significan, respectivamente, la naturaleza divina de Cristo y Su naturaleza humana.

Además, como Aquel que es el tabernáculo, Cristo es la corporificación de Dios. “En Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad” (Col. 2:9). La plenitud de la Deidad —el Padre, el Hijo y el Espíritu— está corporificada en el tabernáculo, y esta corporificación es la morada de Dios entre los hombres.

La Conclusión del

Nuevo Testamento:

Mensaje 258 (LSM)


Paula Lozano

Monterrey, Nuevo León, Mexico

Señor Gracias que vives dentro de nosotros y que eres la realidad de Dios te amo Señor sigue extendiéndote en nuestro corazón, sigue edificándote en nuestro ser, sigue creciendo en los santos. Te amo Señor Jesus