Oh Padre, eterno Dios Tú eres

B10 C7* CB10 E10 G10 K7* P5 R6 S5 T10
1
Oh Padre,͜ eterno Dios Tú eres
El increado gran YO SOY;
Tú el Anciano de los días,
Por las edades hasta hoy.
2
Eternamente Dios Tú eres,
De͜ espacio͜ y tiempo más allá;
La plenitud de lo eterno
Sin un principio͜ y sin final.
3
La fuente͜ eterna, Tú de todo,
A͡un antes de los cielos, Tú;
De los primeros el primero
Y más que todos en virtud.
4
La vida eres que perdura,
No tienes fin de͜ edad a͜ edad;
Tú sobrevives para siempre,
Después del último Tú͜ estás.
5
El Alfa, eres el primero,
La͜ Omega que viene͜ al final;
Principio͜ y fin, el todo Tú͜ eres,
Perfecto͜ y completo͜ en verdad.
6
Te alabamos, oh Eterno,
Exaltamos Tu͜ infinidad;
Te͜ alabamos, Inmensurable,
Exaltamos Tu vastedad.
2
Un Hermano

EL HIJO ES EL PADRE

Debemos volver a leer el Evangelio de Juan para descubrir todo lo que es el Señor Jesús para con nosotros. Juan nos dice que el Verbo, quien era Dios, se hizo un hombre de carne. ¿Quién es este Cristo? Este Cristo es el mismo Dios encarnado para ser un hombre. El es el Dios completo y el hombre perfecto, el Dios-hombre. Isaías 9:6 dice: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz”. Cristo como el propio Dios encarnado para ser un hombre nos era un niño nacido, un hijo dado. El Evangelio de Juan nos dice claramente que Cristo es el verdadero Hijo de Dios, pero Isaías 9:6 no sólo nos dice que un niño nos es nacido cuyo nombre es Dios fuerte, sino que también nos dice que un hijo nos es dado cuyo nombre es Padre eterno.

En Juan 14 Felipe le pidió al Señor Jesús que les mostrara a los discípulos el Padre, y luego estarían satisfechos. Jesús le respondió a Felipe: “¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a Mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees que Yo estoy en el Padre, y el Padre está en Mí? ” (vs. 9-10). El Padre está en el Hijo, y el Hijo es la propia expresión del Padre. No se puede separar al Hijo del Padre.

Debido a los límites de nuestro lenguaje humano con respecto a describir el misterio de la Trinidad Divina, podemos decir que el Hijo y el Padre son dos personas de la Deidad, pero no podemos decir que son dos personas separadas. Son dos personas en una sola realidad. Nunca podemos separar al Hijo del Padre. Si usted no tiene al Hijo, no tiene al Padre (1 Jn. 2:23). Si tiene al Hijo, tiene al Padre porque el Padre está en el Hijo, y el Hijo es la verdadera expresión, la propia corporificación, y la pura realidad del Padre. En Juan 10:30 el Señor Jesús dijo: “Yo y el Padre uno somos”.

El Arbol de la vida,

Capitulo 3 (LSM)


Ligia

Barquisimeto, Lara

Doy gracias porque me ha llenado mucho este himno, Doy gracias al Dios del Universo.