1
Señor, por siempre͜ existes Tú,
Desde lo͜ antaño eres Dios;
Eres el Padre eternal,
El increado gran YO SOY.
Desde lo͜ antaño eres Dios;
Eres el Padre eternal,
El increado gran YO SOY.
2
Aunque te͜ hiciste͜ un hombre fiel,
Tu ser con Dios eterno es;
Completo͜ en todo como El,
E infinito͜ eres también.
Tu ser con Dios eterno es;
Completo͜ en todo como El,
E infinito͜ eres también.
3
La misma fuente, Tú y Dios,
Precedes toda la creación;
Antes del delantero Tú,
Antes de Ti nada͜ existió.
Precedes toda la creación;
Antes del delantero Tú,
Antes de Ti nada͜ existió.
4
El tiempo no te cambiará,
Tus años son la͜ eternidad,
Nada perdura como Tú,
De todo eres el final.
Tus años son la͜ eternidad,
Nada perdura como Tú,
De todo eres el final.
5
Tal como͜ el Padre, oh Jesús,
Perfecto͜ en todo como El;
Alfa y͜ Omega eres Tú,
Primero͜ y Ultimo también.
Perfecto͜ en todo como El;
Alfa y͜ Omega eres Tú,
Primero͜ y Ultimo también.
6
A Ti, Señor, hay que alabar,
Y admirar Tu vastedad;
Se debe͜ honrar Tu perfección,
Y elogiar Tu͜ eternidad.
Y admirar Tu vastedad;
Se debe͜ honrar Tu perfección,
Y elogiar Tu͜ eternidad.
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A. En cuanto a Dios
Consideremos ahora detalladamente la progresión de la revelación divina en las Escrituras. Primeramente Dios mismo se revela a nosotros (Gn. 1:1). En Génesis 1:26 Dios se revela como Elohim, una palabra hebrea que significa el Todopoderoso. Después de esto, en Génesis 2:7, Dios se nos revela como Jehová, que significa “Yo soy el que soy”. Dios es el gran Yo soy, el Eterno, la realidad de todas las cosas positivas. El nombre Jehová denota la relación de Dios con el hombre. En cuanto a la creación, Dios se revela como Elohim; en cuanto a Su relación con el hombre, se revela como Jehová. El nombre de Jehová se usa en el Antiguo Testamento en lugar de Jesús, y el nombre de Jesús se usa en el Nuevo Testamento en lugar de Jehová. En otras palabras, en el Antiguo Testamento Jesús es llamado Jehová, y en el Nuevo Testamento Jehová es llamado Jesús. El Antiguo Testamento completo, que consta de treinta y nueve libros, es primordialmente una revelación de los dos títulos divinos: Elohim y Jehová.
B. En cuanto a Cristo
El segundo paso en la secuencia de la revelación divina, es la revelación tocante a Cristo (Mt. 1:1). En cierto momento, Dios se encarnó, se hizo el hombre Jesucristo. Después del Antiguo Testamento, tenemos los cuatro evangelios, los cuales revelan la persona maravillosa llamada Jesucristo. El nombre Jesús, principalmente significa Salvador (Mt. 1:21), y el título “Cristo” principalmente significa ungido (Mt. 16:16). Jesús no sólo es nuestro Salvador, sino también el ungido de Dios o, usando un término contemporáneo, el Designado de Dios. Dios lo designó para que cumpliera Su economía eterna. El no es solamente el Jesús que nos salva, sino también el Cristo que lleva a cabo el plan eterno de Dios.
C. En cuanto al Espíritu
Dios se revela como Elohim y como Jehová, y Cristo se revela como Jesús y como Cristo. Sin embargo, la revelación en cuanto al Espíritu, no es simple (Mt. 28:19); al contrario, es un misterio. Pocos cristianos discuten en cuanto a la revelación de Dios y de Cristo. Pero cuando llegamos al asunto del Espíritu, hay mucho debate debido a que la revelación del Espíritu es un misterio. El Espíritu es misterioso porque está relacionado con la vida. La revelación del Espíritu se compone de muchos aspectos: el Espíritu de verdad O realidad, (Jn. 14:16-17), el Espíritu de vida (Ro. 8:2), el Espíritu de poder (Lc. 24:49), el Espíritu de Dios (Ro. 8:9), el Espíritu de Cristo (Ro. 8:9), el Espíritu de Jesús (Hch. 16:7), el Espíritu de Jesucristo (Fil. 1:19), el Espíritu Santo (Hch. 5:32) y los siete Espíritus (Ap. 1:4; 4:5; 5:6).
Estudio-vida de Apocalipsis
Mensaje 7 (LSM)
Guadalajara, Jalisco, Mexico
Nada perdura como Tu! De todo Eres el final. Eres El Padre Celestial, El Increado Gran Yo Soy! Amén