Señor de todos, Oh Jesús

C120 CB133 E133 G133 K120 P70 R104 S69 T133
1
¡Señor de todos! Oh Jesús,
Lleno de gloria͜ estás;
Renombrado por Tu poder,
Corona͜ y majestad.
2
Dios en la tierra hombre fue,
Humilde Servidor;
Un hombre͜ en Dios en los cielos
De todos es Señor.
3
Como͜ hombre en la gloria͜ estás,
Tu Dios te entronó;
Todo poder en los cielos
Y͜ en la tierra te dio.
4
Dios a los cielos te͜ exaltó,
¡Qué nombre se te dio!
A Ti todos se͜ inclinarán,
Te llamarán Señor.
5
Señor y Cristo te͜ hizo Dios,
Su͜ Espíritu͜ afirmó
El trono de la Majestad
Que compartes con Dios.
6
Señor de gloria eres Tú,
Te͜ alzamos hoy canción;
De todos eres el Señor,
Digno de͜ adoración.
1
Un Hermano

EL PADRE, EL SEÑOR Y JESÚS

Al leer el Nuevo Testamento, nos damos cuenta de que el primer asunto básico acerca de los títulos divinos es la revelación del nombre del Padre. Cuando el Señor Jesús vino a la tierra y vivió en la carne, Su obra principal fue revelar el nombre del Padre a Sus discípulos. Por ejemplo, en Su oración al Padre en Juan 17, el Señor Jesús dijo: “He manifestado Tu nombre a los hombres que del mundo me diste” (v. 6). El Señor también dijo al Padre: “Y les he dado a conocer Tu nombre, y lo daré a conocer aún” (Jn. 17:26). Es sumamente importante conocer al Padre. Conocer a Dios es algo grandioso, pero es aún más grandioso conocer al Padre.

Es también importante que prestemos la debida atención al título “Señor”. En el Antiguo Testamento se usó “Señor” como un título divino. No es nada insignificante que el hombre Jesús llegara a ser el Señor. Según Hechos 2, Cristo fue hecho Señor de todo después de Su resurrección y ascensión. Esto significa que un hombre, un nazareno, fue hecho Señor de todo. Con relación al Señor Jesús, el título “Señor” hace alusión a la encarnación, el vivir humano, la crucifixión, la resurrección y la ascensión. Fue por medio de tal proceso que el hombre Jesús fue hecho Señor de todo.

Studio-vida de 1 y 2 Tesalonicenses

Mensaje 7 (LSM)