Bendición, honra y gloria sea a Ti

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Bendición, honra y gloria sea͜ a Ti,
Y gloria sea͜ a Ti,
Y gloria sea͜ a Ti.
Bendición, honra y gloria sea͜ a Ti,
Ahora͜ y por siempre.
 
¡A - la - bad - le!
¡Vosotros Sus santos!
¡A - do - rad - le!
Ahora͜ y por siempre.
¡A - le - lu - ya!
 
Bendición, honra y gloria sea͜ a Ti,
Y gloria sea͜ a Ti,
Y gloria sea͜ a Ti.
Bendición, honra y gloria sea͜ a Ti,
Ahora͜ y por siempre.
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Un Hermano

Disfrutamos muchos el himno basado en Apocalipsis 5:12-13, que dice:

Bendición, honra y gloria sea a Ti,

Y gloria sea a Ti,

Y gloria sea a Ti.

Bendición, honra y gloria sea a Ti,

Ahora y por siempre.

Himnos, #110

La bendición, el honor y la gloria son para el Cordero, no el que está en la cruz, sino ¡el Cordero que está de pie ante el trono en el centro mismo del universo, recibiendo una comisión universal! No debemos ser superficiales y alabar a Cristo sólo por la redención. Nuestra visión debe elevarse para ver que el Cordero realiza una obra de dimensiones vastas y eternas.

Consideremos el cuadro que nos presenta Juan. El Cordero redentor está de pie en el centro del universo, delante del trono de Dios. Esto indica que el Redentor está ejecutando la administración divina. Él es el Administrador del universo, quien lleva a cabo la economía de Dios. Él no está sentado ni dormido, sino que está de pie. Sus siete ojos refulgentes observan, escudriñan e incluso arden. Todo el universo observa esta escena. Los cuatro seres vivientes, los veinticuatro ancianos, las miríadas de ángeles y las demás criaturas, todos están despiertos y alertas, observando. Este es el entorno en el que ellos proclaman: “Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la bendición, la honra, la gloria y el imperio, por los siglos de los siglos” (Ap. 5:13

¿Cómo sabemos que esta escena ocurrió cuando Cristo ascendió? Lo sabemos por Apocalipsis 5:6, donde se describe al Cordero como “recién inmolado”. El griego original implica que el Cordero recién había sido inmolado. Inmediatamente después del sacrificio de Su muerte, Él recibió de la mano de Dios la comisión eterna y universal.

El Ministerio celestial de Cristo:

Capítulo 2 Sección 1 (LSM)