A mi Redentor yo canto

D305 E305 S148
1
A mi Redentor yo canto
Por Su tierno͜ y vasto͜ amor;
En la cruenta cruz muriendo
Me libró de maldición.
 
Cantaré de Jesucristo,
Mi amado Redentor;
En la cruz pagó mis deudas,
Con Su sangre me compró.
2
Contaré la bella͜ historia
De mi͜ eterna salvación;
Por Su gran misericordia
Mi rescate El pagó.
3
Cantaré mis alabanzas
Al triunfante Redentor,
Quien la muerte y͜ el pecado
Destruyó a mi favor.
4
A mi Redentor yo canto,
Por Su celestial amor;
Me pasó de muerte͜ a vida,
Soy con El hijo de Dios.
1
Un Hermano

A través de la Redención Todo Incluida

En su salvación, nos redimió de nuestra pecaminosidad y nos dio fin en nuestra constitución pecaminosa. La redención, el perdón, la justificación y la reconciliación están incluidos en su salvación. Eramos pecadores y enemigos de Dios. Eramos pecadores no solo por cometer pecados; éramos pecadores por constitución (Rom. 5. 19 ; 2 Cor. 5:21). Nos convertimos en una constitución de pecado y éramos la totalidad del pecado. Por lo tanto, necesitábamos no solo ser perdonados, sino también ser terminados. La muerte de Cristo en la cruz hizo un trabajo maravilloso al terminar con nuestra constitución pecaminosa y quitar toda nuestra pecaminosidad. Con base en tal muerte tenemos redención y perdón, y como enemigos de Dios, fuimos reconciliados con Dios. Ahora no hay contradicción entre nosotros y Dios; la situación entre nosotros y Dios ha sido completamente apaciguada. Dios está satisfecho con la muerte todo-inclusiva de Cristo, y esta muerte también nos ha satisfecho a nosotros. Ahora podemos agradecerle por su muerte total, que puso fin a nuestra constitución pecaminosa y nos redimió de nuestra pecaminosidad. Mediante esta redención, hemos sido perdonados, y Dios nos ha justificado e incluso nos ha reconciliado consigo mismo, a nosotros, sus enemigos. En tal situación ars. el problema entre nosotros y Dios se ha resuelto por completo.

La unión orgánica en la relación

de Dios con el hombre

Capítulo 3 (LSM)

CWWL, 1993 , vol. 2