1
La͜ encontré en la Palabra,
¡Qué maravillosa es!
No quiero͜ enseñanza͜ humana,
Pues la͜ unción vive͜ en mi ser.
¡Qué maravillosa es!
No quiero͜ enseñanza͜ humana,
Pues la͜ unción vive͜ en mi ser.
¡Sí, en mi͜ espíritu El se mueve!
Sí, esta͜ unción me unge!
¡Es el Dios viviente!
Por Su Palabra Dios
Me la reveló
Para que yo͜ aplique
Está͜ unción que vive͜ en mí.
Sí, esta͜ unción me unge!
¡Es el Dios viviente!
Por Su Palabra Dios
Me la reveló
Para que yo͜ aplique
Está͜ unción que vive͜ en mí.
2
Hace͜ a Cristo mi͜ experiencia,
Creo͜ en Su Palabra fiel;
Como͜ Espíritu se une
Y se mezcla con mi ser.
Creo͜ en Su Palabra fiel;
Como͜ Espíritu se une
Y se mezcla con mi ser.
3
Por Su sangre que nos limpia
Nuestra͜ unión perdurará;
Cristo, como͜ unción, se mueve
En aquel que limpio͜ está.
Nuestra͜ unión perdurará;
Cristo, como͜ unción, se mueve
En aquel que limpio͜ está.
4
Dios en Cristo es la vida
Del Espíritu͜ en mi ser;
Como͜ el Santo El nos unge
Hasta͜ hacernos como El.
Del Espíritu͜ en mi ser;
Como͜ el Santo El nos unge
Hasta͜ hacernos como El.
5
En mi͜ espíritu yo toco
Este͜ ungüento de valor;
Rico, ancho, lleno, hondo.
¡Oh, conozco͜ al mismo Dios!
Este͜ ungüento de valor;
Rico, ancho, lleno, hondo.
¡Oh, conozco͜ al mismo Dios!
6
Mientras sigo Su͜ ungimiento
Permaneceré en El;
El me͜ enseña, El me͜ alcanza
Y se adueña de mi ser.
Permaneceré en El;
El me͜ enseña, El me͜ alcanza
Y se adueña de mi ser.
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EL CONTENIDO DE LA PALABRA
El elemento humano ocupa un lugar crucial en la Palabra de Dios. Sin éste la Biblia no tendría significado. Por ejemplo, el libro de Gálatas, al hablarnos de la promesa de Dios, alude a la historia de Abraham. Si elimináramos de la Biblia esta historia, no entenderíamos en qué consiste la promesa de Dios. El Señor Jesús es el Cordero de Dios que redime al hombre de pecado (Jn. 1:29). En el Antiguo Testamento se describe el sacrificio continuo de becerros y cabritos, empezando con el sacrificio que ofreció Abel en Génesis, y luego describiendo los que se ofrecen en el libro de Levítico. El hombre hacía holocaustos a Dios continuamente, los cuales tipificaban al Señor Jesús, como el Cordero de Dios, quien es propicio a los pecadores. David, por ejemplo, peleó las batallas y las ganó, obedeció a Dios y fue un hombre cuyo corazón corresponde al de Dios. El preparó los materiales para la edificación de la casa de Dios, y Salomón edificó el templo con el oro, la plata y las piedras preciosas que David acumuló. David y Salomón tipifican al Señor Jesús quien peleó la batalla, la ganó, ascendió y fue entronizado. Si quitamos de la Biblia la historia de David y Salomón, no podríamos ver al Señor Jesús en Su plenitud, pues la Biblia dice que El es mayor que David y que Salomón (Mt. 22:43-44). A fin de que el Señor Jesús viniera, era necesario que primero existiesen David y Salomón. De no ser así, no podríamos entender este pasaje. Moisés sacó a los israelitas de Egipto y luego los condujo en el desierto. La narración de los detalles de esta historia, incluyendo la manera en que Josué introdujo al pueblo en la tierra de Canaán y cómo vencieron a los treinta y un reyes de Canaán constan en la Biblia. Si estas historias se borraran, ¿qué se podría extraer de los libros de Exodo, Números y Josué? Sin el libro de Josué, no podríamos entender el libro de Efesios. En estos ejemplos vemos que el elemento humano está presente a lo largo de la Palabra de Dios.
La Palabra de Dios se caracteriza por el elemento humano. Dios no emite ni revela Su palabra por medio de un viento apacible, sino por medio del hombre y de todos los acontecimientos relacionados con él. Esto hace que Su palabra sea sencilla e inteligible. Dios habla así para que el hombre pueda entenderle; El no habla de manera sobrenatural, ni simplemente espiritual, sino de una manera normal y humana. Por medio de lo humano podemos entender lo que Dios hace y dice. El libro de Hechos no contiene muchas doctrinas. Básicamente es la narración de los hechos que los apóstoles realizaron guiados por el Espíritu Santo. Las acciones de Pedro, al igual que las de Pablo, llegaron a formar parte de la Palabra de Dios. Lo mismo sucedió con el comienzo de la iglesia en Jerusalén, en Samaria y en Antioquía. Estos sucesos no sólo constituyen la historia, sino que forman parte de la Palabra de Dios. En la historia vemos cómo el hombre representa y declara la Palabra de Dios, y cómo el Espíritu Santo la revela por medio de éste. La Palabra está impregnada del elemento humano, el cual, a su vez, es un rasgo de la Biblia. La Biblia no es un libro de credos; es un libro donde el hombre vive la Palabra de Dios. Cuando el hombre lleva a cabo, vive y expresa las palabras de Dios, el resultado es la Palabra de Dios.
El Ministerio de la Palabra de Dios
Capítulo 2 (LSM)
3) Vive con el hombre: Adán vivió con Eva
Adán y Eva, puesto que eran uno, vivían juntos. Esto muestra que Dios, el marido universal, vivirá con la humanidad regenerada para siempre. La vida matrimonial universal de Dios y el hombre se revela plenamente en Apocalipsis 21. En la eternidad, Dios en Cristo será el centro, la realidad y la vida del ser humano, y el hombre vivirá por Dios en Cristo como vida. El hombre expresará la gloria de Dios y ejercerá la autoridad de Dios sobre la nueva tierra. Dios y el hombre, el hombre y Dios, vivirán juntos en una vida matrimonial eterna.
En consecuencia, Génesis 1:1—2:3 es un cuadro del propósito de Dios, y 2:4-25 describe la manera en que se cumple el propósito de Dios. Estas dos secciones pueden considerarse como la reproducción de un plano arquitectónico. Lo abarcado entre Génesis 3 y Apocalipsis 20 se puede considerar como el proceso de edificación, y Apocalipsis 21 y 22 como una fotografía del edificio terminado.
Estudio-vida de Génesis
Mensage 17 (LSM)