1
Donde se rocí͡a la sangre
Hay ungüento celestial;
Ahí͜ el hombre a Dios toca
Para͜ en comunión entrar.
Hay ungüento celestial;
Ahí͜ el hombre a Dios toca
Para͜ en comunión entrar.
2
Es la sangre redentora
La que limpia todo mal;
El Espíritu͜ es ungüento
Para͜ al hombre͜ a Dios llevar.
La que limpia todo mal;
El Espíritu͜ es ungüento
Para͜ al hombre͜ a Dios llevar.
3
El ungüento͜ es Su persona,
Y por sangre Dios obró;
Por Su obra͜ y Su persona
Nos unimos hoy a Dios.
Y por sangre Dios obró;
Por Su obra͜ y Su persona
Nos unimos hoy a Dios.
4
Por la sangre redentora
Dios nos puede depurar;
Por Su͜ Espíritu,͜ el ungüento,
De͜ El podemos disfrutar.
Dios nos puede depurar;
Por Su͜ Espíritu,͜ el ungüento,
De͜ El podemos disfrutar.
5
Dios nos limpia, Dios nos unge,
Y nos une͜ así con El;
Por la sangre y͜ el ungüento
Dios es nuestra porción fiel.
Y nos une͜ así con El;
Por la sangre y͜ el ungüento
Dios es nuestra porción fiel.
6
Es por fe que reclamamos
La sangre para limpiar;
La͜ obediencia al ungüento
Nos permite͜ en Dios andar.
La sangre para limpiar;
La͜ obediencia al ungüento
Nos permite͜ en Dios andar.
7
Luego le conoceremos
Como luz y como͜ amor,
Y͜ en Su vida creceremos
Hasta madurar en Dios.
Como luz y como͜ amor,
Y͜ en Su vida creceremos
Hasta madurar en Dios.
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a. Su sangre fue rociada sobre nosotros
En 1 Pedro 1:2 se nos dice que fuimos “escogidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para la obediencia y la aspersión de la sangre de Jesucristo”. En la eternidad pasada Dios el Padre, en Su presciencia, nos escogió (Ef. 1:4); esto fue seguido por la santificación del Espíritu para la obediencia de la fe en Cristo. Que nosotros creamos en Cristo fue resultado de la obra santificadora del Espíritu. Fuimos santificados, separados, por el Espíritu para la obediencia y la aspersión de la sangre de Jesucristo; esta santificación trajo a nosotros la aspersión de la sangre derramada por el Salvador en la cruz y nos aparta para recibir esta provisión divina. Como resultado de ello, ahora somos personas redimidas. La aspersión de la sangre de Jesucristo es el elemento básico en virtud del cual experimentamos a Cristo.
En el versículo 2 Pedro no usó la palabra redención, sino que deliberadamente usó la expresión la aspersión de la sangre de Jesucristo. Le habría resultado más sencillo simplemente usar la palabra redención. Pero referirse a la aspersión de la sangre de Jesucristo es exponer, definir y aplicar el asunto de la redención.
La Conclusión del Nuevo Testamento:
Mensaje 382 (LSM)
LA OBEDIENCIA Y LA ASPERSIÓN DE LA SANGRE
Hoy nos encontramos en la dispensación de la aspersión de la sangre de una persona viva, Jesucristo, el Hijo de Dios. Por lo tanto, lo que dice Pedro en cuanto a la aspersión de la sangre en 1:2 nos da a entender que ha habido un cambio de dispensación, de la dispensación de la sangre de animales a la de la sangre de una persona viva.
Estudio-vida de 1 y 2 Pedro
Mensaje 4 (LSM)