1
Cantando alabanzas
De gloria al Señor,
Se͜ alegrarán los cielos
Oyendo nuestra voz;
Si͜ escucha todo͜ el mundo
Que damos gloria͜ a Dios,
Satán y sus legiones
Huirán con gran pavor.
De gloria al Señor,
Se͜ alegrarán los cielos
Oyendo nuestra voz;
Si͜ escucha todo͜ el mundo
Que damos gloria͜ a Dios,
Satán y sus legiones
Huirán con gran pavor.
2
Cerrando nuestras bocas,
El diablo sonreirá;
¿Por qué no͜ abrir batalla
Y͜ hacerlo claudicar?
Con gritos de͜ alabanzas,
Victoria y loor,
Hay que perder la cara,
Ser necios para Dios.
El diablo sonreirá;
¿Por qué no͜ abrir batalla
Y͜ hacerlo claudicar?
Con gritos de͜ alabanzas,
Victoria y loor,
Hay que perder la cara,
Ser necios para Dios.
3
El mundo nunca͜ ayuda
Para͜ adorar a Dios,
Ni͜ a darle͜ a El las gracias,
O gloria al Salvador.
No͜ hay que pedir permiso
Para͜ alabar a Dios,
Tu͜ espíritu libera,
Recibe Su favor.
Para͜ adorar a Dios,
Ni͜ a darle͜ a El las gracias,
O gloria al Salvador.
No͜ hay que pedir permiso
Para͜ alabar a Dios,
Tu͜ espíritu libera,
Recibe Su favor.
4
Hermanos, ¡no se callen!
Hermanas, ¡griten más!
El triunfo resonante
De Dios se͜ escuchará.
Es tiempo de͜ alabarle,
A cualquier precio hoy,
Por Su misericordia
Y plena salvación.
Hermanas, ¡griten más!
El triunfo resonante
De Dios se͜ escuchará.
Es tiempo de͜ alabarle,
A cualquier precio hoy,
Por Su misericordia
Y plena salvación.
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A Dios sea la gloria
en la iglesia y en Cristo,
tanto en esta era
como en la eternidad
Somos fortalecidos en nuestro hombre interior conforme alas riquezas de la gloria de Dios (Ef. 3:16). Esta gloria llega a nosotros con Dios y, después de ser forjada en nosotros, regresará a Dios con nosotros. Por medio de este tráfico de doble sentido, la iglesia, como primicias del universo (Jac. 1:18), es la primera en dar gloria a Dios. Todas las otras familias en el cielo y en la tierra seguirán a la iglesia al glorificarlo a Él.
La gloria de Dios es forjada en la iglesia, y Él es expresado en la iglesia. Así que, a Dios es la gloria en la iglesia; es decir, Dios es glorificado en la iglesia. Además, Dios no sólo es glorificado en la iglesia sino también en Cristo. La palabra y se usa en Efesios 3:21 para dar énfasis a este punto. En la iglesia la esfera de la glorificación de Dios es estrecha, pues está limitada a la familia de la fe, pero en Cristo la esfera es mucho más amplia porque Cristo es la Cabeza de todas las familias de los cielos y de la tierra (1:22; 3:15). Así que, la glorificación de Dios en Cristo está en la esfera de todas las familias creadas por Dios, no sólo en la tierra sino también en los cielos. Esto está en conformidad con la frase en todas las generaciones por los siglos de los siglos, lo cual significa por la eternidad. Todas las generaciones por los siglos de los siglos constituyen la eternidad. Dios es glorificado en la iglesia principalmente en esta era, mientras que Él es glorificado en Cristo por la eternidad.
The Conclusion of the
New Testament:
message 338 (LSM)