Yo escucho hoy Tu voz

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1
Yo escucho hoy Tu voz,
Me llamas Tú, Jesús,
Para limpiarme͜ en el fluir
De la sangre͜ en la cruz.
Yo escucho hoy Tu voz,
Me llamas Tú, Jesús,
Para limpiarme͜ en el fluir
De la sangre͜ en la cruz.
 
Vengo, oh, Señor,
Vengo͜ a Ti Jesús;
Lávame en el fluir
De la sangre͜ en la cruz.
Vengo, oh, Señor,
Vengo͜ a Ti Jesús;
Lávame en el fluir
De la sangre͜ en la cruz.
2
Aunque vil y débil soy,
Me vigorizarás;
De mis vilezas límpiame,
Hasta sin mancha͜ estar.
Aunque vil y débil soy,
Me vigorizarás;
De mis vilezas límpiame,
Hasta sin mancha͜ estar.
3
Hoy confirma mi Jesús
En mí Su santo͜ obrar,
Y gracia sobre gracia trae,
A donde͜ estaba͜ el mal.
Hoy confirma mi Jesús
En mí Su santo͜ obrar,
Y gracia sobre gracia trae,
A donde͜ estaba͜ el mal.
4
El Su testimonio da
Al fiel de corazón,
Que Sus promesas cumplirá,
Si fe trae la͜ oración.
El Su testimonio da
Al fiel de corazón,
Que Sus promesas cumplirá,
Si fe trae la͜ oración.
5
Por la sangre, aclamad!
¡A Cristo dad loor!
El don de gracia nos legó:
Justicia y vigor.
Por la sangre, aclamad!
¡A Cristo dad loor!
El don de gracia nos legó:
Justicia y vigor.
2
Un Hermano

United States

E. EN SU MUERTE

1. Se entrega a Sí mismo por los creyentes

a fin de redimirlos y purificar para Sí un pueblo

que sea Su posesión personal y tesoro especial

2. Se entrega a Sí mismo

por la iglesia

Efesios 5:25 dice que Cristo amó a la iglesia y se entregó a Sí mismo por ella. El amor de Cristo por la iglesia y que Él se entregara a Sí mismo por ella tenía por finalidad la redención y la impartición de vida. Según Juan 19:34, sangre y agua brotaron del costado traspasado del Señor. La sangre fue para redención y el agua fue para impartición de vida a fin de que la iglesia llegase a existir. En Efesios 5:25 vemos que la iglesia llega a existir en virtud de que Cristo la amó y se entregó a Sí mismo por ella.

LA CONCLUSIÓN

DEL NUEVO TESTAMENTO

Mensaje 70 (LSM)


Un Hermano

United States

El Señor fue crucificado literalmente. Sus manos y Sus pies fueron clavados en la cruz y permaneció allí durante aproximadamente seis horas, desde las nueve de la mañana hasta las tres de la tarde. Durante las tres primeras horas, los hombres le hicieron cuanto pudieron con el afán de burlarse de El. Luego, en las tres últimas horas, Dios vino para juzgarlo como nuestro substituto. A la vez que Dios lo juzgaba, Cristo derramaba Su sangre para redimirnos. De Su costado fluyeron sangre y agua; la sangre redime y el agua imparte la vida. Por lo tanto, en Su crucifixión, Cristo efectuó la redención y liberó la vida divina.

ESTUDIO-VIDA DE

LA PRIMERA EPISTOLA

A LOS CORINTIOS

Mensaje 65 (LSM)